Vistas de página en total

26 ene 2011

El juego de la vida.

Simples piezas que juegan por hacerse un hueco en el lugar donde nadie sobresale. Somos peones en una jugada llamada vida.
Donde el jaque mate lo realiza aquel que sabe utilizar la táctica del engaño. Sacar provecho de los sentimientos sea quien sea el adversario.

No es la supervivencia del niño chungo de barrio, es la supervivencia de cada uno. Del mas simple de los mortales. Porque en esta partida nos lo jugamos todo.

Los movimientos cuentan, y ya no sirve crear una táctica sobre le papel ni discutir cual es la jugada adecuada, porque nunca contarás con el adversario.
Nunca serás capaz de adivinar qué pasos tomará el contrario para arrojarte del tablero y ocupar tu espacio, o simplemente adelantarte.

Somos víboras, algunos más que otros, y deberíamos aprender a pisarnos sin remordimientos.
Aquí el que no pisa es pisado, y el caminante que ha recorrido pocos pasos será alcanzado por el más astuto.
El error ahoga pero hace fuerte, y si te hundió en su momento aprenderás a encajarlo.

El mas hijo de puta mata al rey sin piedad, porque el primero eres tú mismo ya que nadie te sacará las castañas del fuego.
Todos brillan por su ausencia, y el más digno jugador de tu color puede convertirse en el más digno adversario.
No ahogues tus penas en un papel en blanco.
Sal a la calle y disputa el puesto de ganador porque la única norma ahora es sobrevivir sin normas, aplastar al desvalido, aprovecharse de situaciones hermosas y convertirlas en un simple acto de descarga, es lo que se lleva.

Ir de chungos es la moda, y la conducta del cabrón es la filosofia del triunfante.
Todo sigue su curso, y anhelar una corriente propicia a nuestros deseos es anhelo del cobarde.
Sigue la corriente que te ha sido impuesta, porque al nacer ya se te ha adjudicado un papel en este camino. Trazados tienes los pasos que formaran tu historia, tú no controlas nada.

Tu vida no es tu vida, porque en ningún momento se te ha preguntado nada.
Nadie te preguntó si querías vivir.
Nadie te explicó con qué situaciones te podías encontrar,
Nadie te preguntó si querías conocer a ciertas personas.
Nadie te explicó que tu vida seria miserable, que la suerte no te acompañaría y que estarías toda tu existencia preguntándote ¿Por qué a mí?
Nadie se paró a escucharte cuando gritaste al cielo que tú sólo querías que te dejasen en paz, que querías un minuto en blanco, un momento sólo tuyo.
Nadie te dio la oportunidad de echarte para atrás y decidir que no querías haber nacido, dejar tu vida a medias y dejar de ser parte del rebaño.

Soy una cobarde.

Ni me gusta luchar, ni me gusta que me jodan, ni me gusta que me muevan mis pilares, ni me gusta que me utilicen para conseguir ciertos planes.
Mi vida es mi vida me guste o no, y si no se me da la oportunidad de dejar de existir sin que halla repercusiones de por medio, no quiero ser la conejilla de indias de ninguna jugada sucia.