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23 ago 2012

Sabes que nunca he sido buena para las despedidas.


De hecho las odio.
Odio montarme en ese tren de vuelta a casa.
Ni siquiera puedo mirar atrás una vez comienzo a caminar por ese pasillo interminable hasta el vagón.
No puedo volver la cabeza y sonreirte como si nada mientras mis piernas se empeñan en alejarme de tus brazos.

Pero todo esto es algo que ya sabes, no hace falta que te lo diga. Ni tampoco que me muero por cada uno de tus susurros, y que enloquezco con cada una de tus sonrisas.


"Mentiría si dijese que siempre iba todo bien, que nunca discutíamos, que no nos odiábamos ni nos queríamos matar la mayoría de las veces, pero también mentiría si no dijese que a pesar de todo siempre fue lo que más quise en mi vida"